Desde hace mucho tiempo, siempre que pensábamos en países lejanos que alguna vez nos gustaría visitar, China aparecía en la lista.

Este año por fín se ha cumplido ese sueño, ya hemos vuelto de China.

El blog recoge todos los preparativos, el diario de nuestro viaje, y las impresiones y sensaciones que nos causó el país.



Bienvenidos.

DIA 25 DE JULIO: DE LAS PALMAS A MADRID

El día 25 de Julio comenzó para nosotros la aventura de China. En realidad el viaje organizado salía el día 26 por la mañana, pero este viaje tenía la particularidad de que sólo ofrecían 2 salidas posibles, Madrid o Barcelona, y no daban conexión desde otras ciudades. Eso añadía el problema de no poder ir en tránsito desde el origen, es decir, que teníamos que volar de Las Palmas a Madrid por nuestra cuenta, recoger el equipaje, y volver a facturarlo para Pekín. Por todo eso, y también por no pasar tanto tiempo metidos en aviones y aeropuertos sin tregua,  no quisimos arriesgarnos con una conexión demasiado justa, y nos fuimos a Madrid el día anterior.
Así que el domingo por la mañana, salimos cargados de ilusiones hacia Madrid en el vuelo de las 11 y 10 de la mañana. Al llegar, sobre las 3 de la tarde, hacía un calor aplastante, pero quisimos ver el lado positivo pensando que nos servía de adaptación a las altas temperaturas que íbamos a tener que soportar en tierras chinas. Con los 2 maletones que llevábamos, ni siquiera nos planteamos el metro, cogimos un taxi hasta el Hotel Regina, en la calle de Alcalá, a un paso de Sol, donde teníamos hecha la reserva. Descansamos un rato y a media tarde salimos a dar un paseo, con la idea de tomar algún tentempié para aguantar hasta la hora de la cena, ya que no habíamos comido nada consistente. Nos dirigimos hacia la Plaza Mayor, sudando a chorros, intentando decidir si nos apetecía más un bar de tapitas o una heladería, y casi sin darnos cuenta llegamos al mercado de San Miguel. Y claro, al empezar a ver aquellos puestos de comida tan apetecible nos entró un hambre de lobo, y decidimos por unanimidad que el tentempié iba a ser allí. Tomamos unas cervezas heladas, croquetas y unos pinchos, y de postre un dulce de la maravillosa pastelería que hay en una de las esquinas. Con ese combustible de delicatessen ya éramos capaces de enfrentarnos cualquier temperatura. Dejamos el mercado dispuestos a pasear hasta la hora de la cena. Subimos a Gran Vía y nos dirigimos a la zona de Hortaleza, para entretenernos un rato por las tiendas, pero con el calor, a cada paso que dábamos nuestras fuerzas iban menguando. Al ser domingo, casi todas las tiendas estaban cerradas, había poca gente y a esas horas todo estaba de lo más muerto. Llegamos a la Plaza de Chueca, que estaba llena de gente en las terrazas, y nos quedamos allí a tomar otra cerveza helada. Luego nos fuimos a cenar a La Tagliatella, en la calle Barquillo, algo que ya traíamos decidido desde casa. Está claro que cuando uno se enfrenta a tantos días de comida china, lo mejor es despedirse en condiciones de la dieta mediterránea. Tomamos entrantes, pasta, y rematamos la faena con un tiramisú fresquito, para que nos sirviera de recuerdo en China. Después de esto, los relojes biológicos ya nos avisaron de que tocaba retirada, habíamos dormido poco, estábamos cansados por el calor, y al día siguiente nos esperaba un largo día de vuelos y aeropuertos, así que nos fuimos a dormir pensando en China.

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